Un hogar fuera de casa: el corazón de Chanco late también en Talca

Por años, irse a estudiar a otra ciudad ha sido uno de los mayores desafíos para muchas familias de Chanco. El orgullo de ver partir a sus hijos a la educación superior muchas veces se entrelaza con la preocupación por los costos, la distancia, y el miedo a lo desconocido. Pero hoy, ese camino se hace un poco más amable y mucho más humano, gracias a un compromiso cumplido por la Municipalidad de Chanco.

Hace algunos meses, el alcalde Marcelo Waddington se propuso algo que parecía sencillo, pero que en realidad encierra una profunda carga simbólica: ofrecer un espacio seguro, digno y totalmente equipado para que estudiantes de la comuna pudieran vivir mientras cursan sus estudios en Talca. Un hogar donde el corazón chanquino siga latiendo, aunque estén lejos.

Las llaves de un departamento completamente amoblado, ubicado en una zona estratégica y segura de la capital regional, fueron entregadas a tres jóvenes chanquinas que representan el futuro de la comuna: María José Leal Rodríguez, Yadira Vega Carrillo y Fernanda González Romero.

Ellas no solo recibieron un lugar para dormir o estudiar. Recibieron respaldo, confianza y cariño. Porque este departamento no es solo un bien material. Es una declaración de principios. Una señal clara de que, cuando en Chanco se promete algo, se cumple. Y que, desde el municipio, se entiende que el verdadero desarrollo no solo se construye con cemento y maquinaria, sino también con gestos que cambian vidas.

“Queremos que nuestras estudiantes se sientan acompañadas. Este es su hogar en Talca, pero también es un pedazo del alma de Chanco. Que sepan que aquí hay una comunidad entera apoyándolas en este nuevo camino”, afirmó el alcalde durante la entrega.

En tiempos donde muchos jóvenes deben enfrentarse solos al mundo universitario, esta iniciativa no solo alivia una carga económica, sino que también fortalece el tejido social. Y es, al mismo tiempo, un ejemplo replicable para otras comunas que quieran apostar por un modelo de desarrollo más humano, más comprometido, más real.

Hoy, Chanco vuelve a demostrar que crecer no es olvidar a los suyos, sino todo lo contrario: es abrazarlos aún más fuerte, sin importar la distancia.

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